Sin embargo, su temática ha sido duramente criticada.

Líderes políticos como el representante a la Cámara Luis Miguel López y el concejal Brisvani Arenas han solicitado su cancelación, argumentando que promueve “prácticas contrarias a los valores y tradiciones” de la región y cuestionando el uso de recursos parafiscales, pagados por los trabajadores, en un evento de esta naturaleza. Como respuesta, comunidades católicas convocaron un “Plantón contra el satanismo” en la Plazuela de San Ignacio, donde realizaron un rosario y oraciones en un acto de “reparación”. El diputado Walter Arias Tobón fue uno de los promotores de la manifestación pacífica. Por su parte, Comfama ha defendido la feria como un espacio para el diálogo y la reflexión sobre diversas expresiones culturales y espirituales, incluyendo temas como la cocina alquímica y la reivindicación de saberes de poblaciones indígenas y afrodescendientes. La polémica ha puesto de manifiesto la tensión existente en la ciudad entre la libertad de expresión cultural y las creencias religiosas tradicionales, convirtiendo el evento en uno de los debates sociales más álgidos de las últimas semanas.