La interrupción programada, que se extendió desde el jueves 9 hasta el lunes 13 de octubre, afectó a 1.139.853 personas en 26 circuitos de Medellín, Bello, Copacabana y Girardota. La operación, calificada por EPM como indispensable para la seguridad hídrica futura, involucró a cerca de 900 funcionarios y contratistas que trabajaron en 16 frentes para instalar nuevas tecnologías y optimizar los procesos de potabilización. El gerente de EPM, John Maya Salazar, destacó la importancia de la obra al afirmar: "Vamos a tener el corte de agua por tres días para poder garantizar en los próximos 50 años tengamos ese abastecimiento". Para mitigar el impacto, EPM desplegó un amplio plan de contingencia que incluyó 58 rutas de carrotanques, la distribución de más de 3.4 millones de litros de agua en bolsas y bidones, y la habilitación de 20 hidrantes.

La Policía Nacional también apoyó la labor humanitaria adaptando sus tanquetas para repartir agua potable. Tras alcanzar un 32% de avance en las primeras horas y finalizar los trabajos según el cronograma, EPM inició el llenado de la infraestructura y la recuperación de presiones en la red. Santiago Wilches Yepes, gerente de Acueducto y Alcantarillado, pidió paciencia a los usuarios "para que no haya un consumo desmesurado" durante la estabilización del sistema, que se completaría gradualmente.