Según las autoridades, la estructura era presuntamente coordinada desde el exterior por un ciudadano ucraniano.
El caso se destapó a raíz del secuestro de un joven empleado del 'call center', a quien sus propios compañeros acusaron de haberse apropiado de dinero de la empresa. Los captores lo retuvieron, lo agredieron físicamente y le exigieron a su familia un pago de 15 millones de pesos por su liberación. Durante el cautiverio, los criminales llamaron a la madre de la víctima para que escuchara los maltratos a los que era sometido, como método de presión. La rápida acción del Gaula Metropolitano permitió el rescate del joven y la captura de los cuatro hombres, identificados como Christian H. L., José Fernando B. C., Jaime de Jesús B. y Jimmy I. N. Un juez de control de garantías les dictó medida de aseguramiento en centro carcelario por el delito de secuestro extorsivo agravado. En el allanamiento se incautó una considerable cantidad de equipo tecnológico, incluyendo 29 procesadores, 48 monitores y seis celulares, además de un arma traumática.