La pericia del piloto, quien reportó fallas mecánicas, evitó una tragedia mayor al intentar dirigir la aeronave hacia un espacio abierto. El siniestro ocurrió en la tarde del viernes 15 de agosto, cuando la aeronave tipo ultraliviano Ibis GS-700 Magic, con matrícula HJ428, que cubría la ruta Tolú–Medellín, sufrió un desperfecto mecánico. Según se conoció en una grabación de la comunicación con la torre de control del Aeropuerto Olaya Herrera, el piloto reportó problemas en el motor y, al percatarse de que no llegaría a la pista, tomó la decisión de intentar un aterrizaje de emergencia en el complejo deportivo. Sus palabras fueron: “No alcanzo a llegar a la pista, voy a aterrizar en el estadio Atanasio”. Sin embargo, la avioneta se desplomó sobre la calle 47D con carrera 70, en el barrio Laureles.
Los dos ocupantes, el piloto de 50 años y una acompañante de 61, resultaron heridos y fueron trasladados a centros asistenciales.
El piloto sufrió traumas en la cabeza y el pecho, mientras que la mujer fue diagnosticada con politraumatismos, requirió una intervención quirúrgica y su estado fue reportado como “clínico crítico”. El alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, junto con unidades de Bomberos Medellín y el DAGRD, atendieron la emergencia. En medio del suceso, surgieron denuncias ciudadanas sobre el presunto robo de pertenencias de las víctimas en el lugar del accidente antes de que fueran auxiliadas.