El operativo en Manizales fue una respuesta directa a los desórdenes y las múltiples infracciones asociadas a estas caravanas no autorizadas.
Durante la intervención, las autoridades detuvieron a varios participantes, incluyendo a un menor de edad que fue sorprendido cometiendo diversas faltas, lo que subraya la complejidad y el riesgo de estos eventos. La firmeza de la acción policial en la capital caldense fue observada de cerca por los municipios vecinos. En Salamina, por ejemplo, el alcalde Manuel Fermín Giraldo confirmó la realización de su propia rodada, pero bajo estrictas condiciones y con el acompañamiento de la Secretaría de Tránsito, una decisión tomada en parte por "los hechos ocurridos recientemente en Supía, Riosucio y Manizales". Esto evidencia que la situación en Manizales sirvió como un caso de estudio sobre la necesidad de regular o prohibir estas actividades para prevenir alteraciones del orden público. La coordinación entre la administración municipal y los grupos de moteros locales en Salamina, buscando un compromiso con el respeto a las normas, contrasta con la situación de descontrol que se buscó evitar en Manizales, demostrando un enfoque regional más proactivo hacia la gestión de la seguridad durante festividades masivas.






