El historiador describió una ciudad que aprendía a ser moderna, donde la urbanidad y la educación eran pilares fundamentales.

Sin embargo, el análisis no eludió la tragedia; los incendios de 1922, 1925 y 1926 fueron presentados no como un final, sino como un punto de inflexión.

"Manizales resucitó del fuego", afirmó Valencia, destacando cómo la arquitectura republicana reinventó la ciudad sobre las cenizas.

Otro eje central de las conferencias fue el espíritu emprendedor de los pioneros de la región. El historiador relató "la aventura patriótica de montar empresas", subrayando que los primeros empresarios arriesgaban su capital en una hazaña que podía llevarlos a la ruina o a "hacer patria". Nombres como Pantaleón González y Lorenzo Jaramillo Londoño fueron evocados como los artífices del desarrollo económico basado en el café, la sal, el ganado y la banca. Este seminario no solo refresca la memoria colectiva, sino que también resalta la resiliencia y la visión empresarial como elementos intrínsecos de la identidad manizaleña, un legado que perdura hasta hoy.