Esta estrategia busca fortalecer el desarrollo regional y reducir la dependencia de un solo producto, aprovechando la fertilidad de sus tierras para otros productos agrícolas. Aunque el café sigue siendo el producto insignia y el “apellido” de la región, los artículos destacan que se están consolidando “innovadores proyectos de diversificación, especialización y transformación” que impulsan un nuevo modelo de desarrollo.

Esta transición es clave para construir una economía más resiliente y menos vulnerable a las fluctuaciones de los precios internacionales del café.

La nueva canasta productora incluye cultivos que están ganando un espacio importante en la economía local y en los mercados de exportación. Específicamente, se mencionan productos como la naranja, el banano y el aguacate, que se suman a la oferta agrícola de la región.

Este cambio no solo aprovecha las condiciones agroecológicas favorables del Eje Cafetero, sino que también responde a una demanda creciente de productos frescos y procesados tanto a nivel nacional como internacional. La diversificación representa una evolución en la identidad económica del Eje, mostrando una capacidad de adaptación y una visión de futuro que busca garantizar la sostenibilidad y el crecimiento a largo plazo para sus habitantes.