Se cuestiona por qué la dirigencia gremial del Eje Cafetero no exige mayor transparencia, correcciones estructurales y garantías territoriales a las concesiones, en lugar de ofrecer un apoyo incondicional.

La conclusión es que defender el modelo no debe significar blindarlo de la crítica, sino corregir sus fallas para evitar la fragmentación territorial y los sobrecostos que afectan al Estado y a los ciudadanos.