Martín Arango, descrito como un deportista habitual, se encontraba entrenando en su bicicleta cuando fue arrollado por un vehículo Renault Kwid.

A pesar de la rápida atención de la Cruz Roja, que lo trasladó al sector de San Marcel, Arango falleció debido a la gravedad de sus heridas. El hecho más alarmante del caso es que el conductor responsable arrojó grado 3 de alcoholemia en la prueba, el nivel más alto posible, que corresponde a una concentración superior a 150 mg de etanol por 100 ml de sangre.

Esta infracción conlleva las sanciones más drásticas contempladas en la ley colombiana.

El conductor no solo enfrenta un proceso penal por el delito de homicidio culposo, sino también una sanción administrativa que incluye la suspensión de su licencia de conducir por hasta 10 años, la inmovilización de su vehículo por 10 días hábiles y la obligación de cumplir 50 horas de trabajo comunitario. Adicionalmente, deberá pagar un comparendo cuyo valor se acerca a los 28 millones de pesos.

Testigos del hecho relataron que el conductor lloraba junto a su vehículo tras el accidente, una imagen que contrasta con el dolor irreparable causado a la familia de la víctima.