La zona rural de Caldas enfrenta simultáneamente la planificación de su principal actividad económica, la cosecha cafetera, y los riesgos asociados a la inestabilidad climática. La coordinación interinstitucional para el Plan Cosecha 2025 busca garantizar la seguridad y el bienestar de miles de recolectores, mientras las autoridades de gestión del riesgo monitorean alertas por lluvias y deslizamientos. El Comité de Cafeteros de Caldas lidera la articulación del Plan Cosecha para el segundo semestre, en el que se espera recoger el 70 % de la producción anual. Esta operación movilizará a unos 33.000 recolectores, de los cuales más de 15.000 provienen de otras regiones, lo que requiere una robusta coordinación en materia de seguridad, alojamiento y condiciones laborales. Instituciones como la Policía Nacional, el Ejército y el SENA participan activamente, con capacitaciones programadas en municipios como Manizales, Neira y Chinchiná, y un despliegue de seguridad en las zonas rurales.
Sin embargo, este esfuerzo logístico se desarrolla bajo una amenaza latente.
La Jefatura de Gestión del Riesgo de Caldas informó que, a pesar de una reciente disminución de las lluvias, el departamento permanece en alerta roja por la alta probabilidad de deslizamientos, debido a la saturación de agua en los suelos.
Durante agosto se han reportado 18 eventos, incluyendo 6 movimientos en masa que han dejado dos personas fallecidas y 79 viviendas averiadas.
Esta situación de vulnerabilidad climática representa un riesgo directo para la seguridad de los recolectores y para la infraestructura vial, clave para el transporte del café desde las fincas, evidenciando la fragilidad del principal motor económico de la región frente a los fenómenos naturales.