Como alternativa, proponen un modelo financiero que excluya estos recaudos y se enfoque en un plan de obras a 10 años, financiado con mecanismos como la valorización sobre predios beneficiados. La lista de exigencias es concreta e incluye obras clave para la conectividad de Manizales, como la construcción de la doble calzada en el tramo de Chinchiná, la intersección hacia el Aeropuerto del Café y la glorieta de Estación Uribe. Esta presión ciudadana, que se materializará en una caravana de concientización el 22 de agosto en Manizales, contrasta con los procesos de planificación formales, como la revisión de inversiones y avances del Plan Departamental de Agua, donde los alcaldes y representantes locales exponen sus necesidades. Este cruce de agendas evidencia una brecha entre la visión de desarrollo de la comunidad y las estructuras de los megaproyectos, planteando un desafío fundamental para la gobernanza y el futuro competitivo del Eje Cafetero.