A lo largo de una campaña clasificatoria que duró más de dos años y que estuvo marcada por altibajos, lesiones y rotaciones, la presencia de James en las convocatorias y en el campo fue una constante. De los 18 encuentros, fue titular en 14 y acumuló un total de 1.243 minutos de juego. Ningún otro futbolista del plantel, ni siquiera figuras como Luis Díaz o el arquero Camilo Vargas, logró estar presente en la totalidad de los compromisos.
Este hecho es particularmente significativo considerando las críticas que a menudo recibe por su estado físico o su falta de continuidad en sus clubes.
Para Lorenzo, sin embargo, James demostró ser un pilar indispensable, un jugador cuya experiencia, visión de juego y liderazgo eran necesarios en cada una de las batallas de la clasificatoria.
Su capacidad para mantenerse disponible para el equipo nacional a lo largo de todo el ciclo lo consolida no solo como el capitán, sino como el jugador más consistente y fiable para el proyecto del técnico argentino, que lo considera una pieza irremplazable en su estructura táctica y anímica.