En el cierre de las Eliminatorias, James Rodríguez demostró su liderazgo y calidad con una actuación determinante en la goleada 6-3 de Colombia sobre Venezuela. Aportando dos asistencias clave, el capitán no solo fue fundamental en el resultado, sino que reafirmó su rol como el eje del equipo de cara al Mundial. Durante los 68 minutos que estuvo en el campo, James fue el director de orquesta del ataque colombiano. Su influencia fue evidente en los momentos de mayor dificultad, cuando el equipo necesitaba claridad para superar la presión inicial de Venezuela. Con una precisión de pases del 95%, según datos de Sofascore, se encargó de distribuir el balón y generar las jugadas que desequilibraron el partido. Su actuación le valió una calificación de 8.5, una de las más altas del encuentro.
Tras el partido, el propio jugador asumió su papel de referente en el grupo.
“Como líder y jugador grande que ya soy dentro del fútbol, muy feliz por eso.
Quiero que todos sigan lo que hemos hecho aquí los jugadores que hemos hecho historia”, declaró, subrayando su compromiso con guiar a las nuevas generaciones.
Además, reconoció que su principal fortaleza es la creación de juego para sus compañeros: “El punto fuerte mío es poder dar pases, y arriba tengo todas estas fieras.
Se me hace mucho más fácil con ellos”.
Estas palabras reflejan no solo su autoconciencia como jugador, sino también su mentalidad colectiva, un rasgo esencial para un capitán que aspira a llevar a su equipo a "soñar con cosas más grandes" en la Copa del Mundo.
En resumenLa destacada actuación de James Rodríguez contra Venezuela, con dos asistencias y una clase de liderazgo, fue crucial para la victoria de Colombia. Sus declaraciones post-partido confirmaron su rol de capitán y mentor, consolidando su figura como el eje fundamental del equipo de cara al Mundial 2026.