El colombiano insistió en que sus palabras fueron una visión personal y no pretendían desmeritar los logros de la selección argentina.

En entrevistas concedidas a medios mexicanos, el mediocampista del Club León explicó su posición de manera más amplia.

“Soy libre de decir lo que quiero”, sentenció, subrayando que cada jugador tiene derecho a manifestar lo que siente.

Con esta afirmación, James busca cerrar el debate, dejando claro que no se retracta de sus pensamientos, aunque también reconoció la grandeza del rival y los méritos de la ‘albiceleste’. Su respuesta ha generado diversas interpretaciones: mientras algunos lo ven como un acto de firmeza y liderazgo, otros consideran que debió haber zanjado el tema en el campo de juego. La reacción de la afición en redes sociales fue mixta, con comentarios que lo acusaban de “falta de carácter” por no responderle a Messi en el momento, y otros que defendían su intento de calmar la situación y mostrar respeto. Este episodio ha puesto sobre la mesa la delgada línea que existe entre la opinión personal y la generación de controversias en el fútbol de élite, un debate en el que James ha decidido mantenerse firme en sus convicciones, defendiendo su libertad de expresión por encima de la polémica.