“Creo que ha sido bueno, el nivel mostrado ha sido positivo.
Es verdad que no he hecho tantos goles, pero he tenido ocasiones”, explicó.
Una de las razones que expuso para su menor cuota goleadora es su rol táctico, que a menudo lo obliga a jugar más alejado del área rival, limitando sus oportunidades de remate.
Además, señaló un factor psicológico que juega en su contra: “Todos los porteros se juegan algo grande contra mí y eso lo tomo como un reto”. Esta percepción indica que los guardametas rivales suelen tener un desempeño sobresaliente cuando lo enfrentan, lo que dificulta aún más su capacidad para marcar.
A pesar de esto, James se muestra satisfecho con su influencia en la creación de juego, como lo demuestran sus estadísticas de la primera temporada, donde registró 16 partidos, dos goles y ocho asistencias, consolidándose como una pieza clave en el mediocampo del equipo ‘esmeralda’. Su análisis refleja a un jugador maduro que entiende que su valor para el equipo no se mide únicamente en goles, sino en su capacidad para generar juego y potenciar a sus compañeros.













