Un informe indica que al menos 125.000 de estas tiendas ya no son aptas para su uso, dejando a innumerables familias sin ningún tipo de refugio. Las imágenes y descripciones de los artículos transmiten una profunda desesperación: niños intentando recoger agua en cubos vacíos en medio de una tormenta, y familias enteras tratando de sobrevivir en el barro y el frío. Esta situación agrava los riesgos de enfermedades transmitidas por el agua, hipotermia y desnutrición, especialmente entre los más vulnerables, como niños y ancianos. La combinación de la destrucción masiva de viviendas, el desplazamiento forzado y las severas condiciones climáticas ha creado una catástrofe humanitaria de proporciones monumentales, donde la supervivencia diaria es una lucha constante contra los elementos y las secuelas de la guerra. La comunidad internacional se enfrenta al desafío urgente de proporcionar ayuda vital en un entorno de devastación casi total.