Esta iniciativa diplomática intenta trazar un camino para la posguerra en el enclave palestino. El plan, denominado "Plan Integral para el Fin del Conflicto de Gaza", cuenta con el respaldo de actores regionales clave como Egipto, Arabia Saudita, Turquía, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos, lo que le confiere un peso diplomático considerable. Su propuesta central es la creación de una "Junta de Paz para Gaza", un organismo transitorio que asumiría el mandato administrativo hasta finales de 2027, y el despliegue de una "Fuerza Internacional de Estabilización". Esta fuerza, compuesta por Estados miembros de la ONU, operaría en coordinación con Israel, Egipto y fuerzas policiales palestinas entrenadas para garantizar la seguridad fronteriza y avanzar hacia la desmilitarización del enclave. Un elemento notable y sin precedentes en este tipo de borradores es la mención explícita de la posibilidad de un futuro Estado palestino, lo que Washington presenta como un esfuerzo para impulsar la autodeterminación. Sin embargo, la iniciativa enfrenta obstáculos significativos.
Rusia ha presentado un borrador alternativo que dilata la implementación de los mecanismos de seguridad, reflejando las tensiones geopolíticas globales en el Consejo. Además, persisten dudas sobre detalles cruciales, como el rol que jugaría la Autoridad Palestina y los mecanismos de supervisión del Consejo. La delegación estadounidense presiona por una aprobación rápida, advirtiendo que el actual alto el fuego es extremadamente frágil y que cualquier demora podría tener consecuencias graves para la población civil.












