Desde el gobierno israelí se reconoce el “impacto innegable” que el movimiento BDS tiene sobre la industria turística y la percepción internacional del país. Para combatir esta narrativa, se ha optado por invitar a personalidades de las redes sociales, como la modelo argentina Emilia Attias, con el objetivo de que transmitan al mundo la “belleza y resiliencia” de Israel, a menudo a través de relatos que, según los críticos, presentan sesgos favorables al Estado israelí. Un ejemplo reciente de la polémica que genera esta estrategia fue el viaje financiado por la Embajada de Israel para un grupo de 'influencers' de Colombia. La visita fue calificada por sus detractores como parte de una campaña de “genocide-washing” (lavado de genocidio), destinada a limpiar la imagen del Estado israelí en un momento en que enfrenta denuncias por crímenes de guerra en Gaza. Este episodio pone de manifiesto la intensa batalla por la opinión pública global y las tensiones que rodean los intentos de Israel por gestionar su imagen en medio del conflicto palestino.