Muchos hogares han sido reducidos a escombros, y quienes buscan refugio en campamentos enfrentan condiciones deplorables.

Las recientes inundaciones han devastado aproximadamente 125.000 tiendas de campaña, dejándolas inhabitables y exacerbando la crisis de vivienda para los desplazados.

A esta situación se suma una grave crisis alimentaria.

Un reportaje de 'Middle East Eye' describe una paradoja cruel: mientras los productos básicos como frutas, verduras y otros alimentos frescos escasean o permanecen bloqueados por Israel, los supermercados que han reabierto con envíos de ayuda humanitaria están repletos de alimentos ultraprocesados. Esta dieta forzada no solo tiene implicaciones para la salud a largo plazo, sino que también va acompañada de precios exorbitantes para los pocos productos básicos disponibles, haciendo que la subsistencia sea casi imposible para la mayoría. Dos mujeres gazatíes entrevistadas por la BBC expresaron sus temores y la “poca perspectiva de futuro”, un sentimiento que parece generalizado en una población atrapada entre la destrucción y la escasez, donde el fin de los combates no ha significado el fin del sufrimiento.