Esta iniciativa podría reconfigurar las alianzas estratégicas en Oriente Medio. La reunión entre Trump y al-Sharaa, el primer mandatario sirio en ser recibido en el Despacho Oval, ha sentado las bases para un cambio radical en la política regional.

El objetivo principal de Trump es forjar un acuerdo de seguridad entre Damasco e Israel, dos naciones que han mantenido un estado de hostilidad durante décadas. Como parte de las negociaciones, se contempla la posibilidad de que Estados Unidos establezca una presencia militar en una base aérea cerca de Damasco. A cambio de este acercamiento y del levantamiento de sanciones, el presidente al-Sharaa se ha comprometido a reforzar la lucha contra el autodenominado Estado Islámico, dando la bienvenida a Siria a la coalición global liderada por Estados Unidos para combatir al grupo terrorista. Este movimiento diplomático intenta capitalizar el cambio de régimen en Siria para crear una nueva arquitectura de seguridad en la región, alineando a un antiguo adversario con los intereses de Estados Unidos e Israel en la lucha contra el terrorismo y la contención de otras influencias regionales. Si bien el pacto enfrenta numerosos obstáculos, su mera consideración representa un cambio tectónico en la diplomacia de Oriente Medio.