Hamás había afirmado que los restos pertenecían a Hadar Goldin, un soldado muerto durante la guerra de 2014. Posteriormente, se confirmó que los restos efectivamente correspondían a un soldado israelí fallecido en Gaza en ese mismo año.
La recuperación de los cuerpos de soldados caídos es un asunto de profunda sensibilidad nacional en Israel, considerado una obligación moral del Estado. Este evento, aunque proporciona un cierre para la familia del soldado, también sirve como un doloroso recordatorio de los conflictos pasados y de los soldados y civiles cuyos cuerpos aún no han sido recuperados. La entrega se produce en un contexto en el que la situación humanitaria en Gaza sigue siendo crítica, como lo demuestra el lanzamiento simultáneo de una campaña de vacunación de emergencia para 44.000 niños por parte del Ministerio de Salud de Gaza y la OMS, y las quejas sobre el insuficiente flujo de ayuda humanitaria al enclave.












