Según funcionarios israelíes y libaneses, Israel está presionando al ejército libanés para que adopte una postura más agresiva en el desarme del grupo. La acusación de Israel apunta a que Hezbolá está aprovechando el territorio sirio para rearmarse, una actividad que representa una amenaza directa para la seguridad israelí. Esta dinámica no es nueva, pero las declaraciones actuales indican una creciente preocupación por parte de Israel sobre la consolidación del poder de Hezbolá en la región. La parte más significativa de esta situación es la presión que Israel está ejerciendo sobre el ejército libanés. Al instar a las fuerzas armadas del Líbano a ser “más agresivas” en el desarme de Hezbolá, Israel busca que sea el propio estado libanés el que contenga la amenaza, una estrategia que podría tener profundas implicaciones internas en el Líbano, donde Hezbolá es también una poderosa fuerza política. Esta presión diplomática y de seguridad pone al ejército libanés en una posición extremadamente delicada, atrapado entre las exigencias de Israel y la realidad del poder de Hezbolá dentro de sus fronteras. La situación podría escalar si Israel decide tomar acciones militares directas para impedir el contrabando de armas, lo que podría desencadenar un conflicto más amplio que involucre a Israel, Líbano y posiblemente a Siria.