Esta acción ha generado una notable controversia sobre la injerencia en asuntos internos de un estado soberano. La petición se formalizó a través de una carta oficial enviada al presidente israelí, Isaac Herzog, en la que Trump describe los procesos judiciales contra Netanyahu como una “persecución política injustificada”. En la misiva, el mandatario estadounidense elogia a Netanyahu como un “líder formidable y decisivo durante la guerra”, en alusión al conflicto en Gaza, y pide explícitamente que sea perdonado por completo. Esta no es la primera vez que Trump expresa su apoyo a Netanyahu en este asunto, ya que lo había mencionado previamente en un discurso ante la Knéset, pero la carta con sello presidencial eleva el nivel de la intervención. La solicitud ha provocado reacciones divididas: mientras algunos la ven como un gesto de lealtad entre dos aliados cercanos, otros la critican como una indebida injerencia en la soberanía judicial de Israel. Legalmente, la situación es compleja, ya que la legislación israelí estipula que el presidente solo puede conceder un indulto después de que exista una condena firme. Dado que los tres procesos contra Netanyahu por fraude, abuso de confianza y soborno siguen en curso desde 2020 y no han concluido, la petición de Trump es, por ahora, prematura.
El presidente Herzog ha agradecido el respaldo de Trump a Israel, pero no se ha pronunciado sobre la viabilidad del indulto.











