Este incidente ha generado una condena internacional y ha puesto de relieve el estricto bloqueo naval israelí sobre la Franja. La flotilla, que partió de Barcelona y cuyo nombre en árabe significa “resiliencia”, se describió como una “misión pacífica y no violenta” con el objetivo de “romper el bloqueo a Gaza” y entregar ayuda a una población que enfrenta “hambruna y genocidio”. Entre los participantes se encontraban figuras de alto perfil como la activista sueca Greta Thunberg, la eurodiputada Rima Hassan y la exalcaldesa de Barcelona Ada Colau. Según los organizadores, las embarcaciones fueron “rodeadas de forma agresiva” y sus comunicaciones desactivadas antes de ser abordadas. El Ministerio de Exteriores de Israel justificó la acción, declarando que la flotilla se acercaba a “una zona de combate activa” y violaba un “bloqueo naval legítimo”. El gobierno israelí calificó la misión como una “provocación” de Hamás, argumentando que se habían ofrecido vías pacíficas para entregar la ayuda, las cuales fueron rechazadas. El incidente provocó reacciones de varios países; España y Sudáfrica pidieron protección para los activistas, mientras que el presidente colombiano Gustavo Petro emitió una “alerta para el pueblo de Colombia” sobre la situación.