Según los análisis, se han soltado todos los frenos para expandir el control israelí sobre el territorio ocupado.

Esto se ha materializado a través de invasiones militares y redadas a gran escala en ciudades y campos de refugiados palestinos, que antes eran menos frecuentes. A la par, se ha observado una violencia desatada por parte de soldados y colonos israelíes contra la población palestina, con poca o ninguna rendición de cuentas. Uno de los aspectos más notables ha sido la aprobación de un número récord de nuevas viviendas y asentamientos en territorio cisjordano, una medida que es considerada ilegal bajo el derecho internacional y que es vista como el principal obstáculo para la solución de dos Estados. Estas políticas no solo afianzan la ocupación, sino que también amenazan con sepultar cualquier posibilidad de establecer un Estado palestino viable y contiguo en el futuro, consolidando un control israelí de facto sobre toda la región.