La guerra habría permitido a Israel degradar a Hamás y Hezbolá, contribuir a la caída del régimen de Al Assad en Siria y consolidar una alianza árabe contra Irán. Según esta perspectiva, la guerra iniciada el 7 de octubre de 2023 permitió a Israel transformar “por completo el balance de fuerzas de la región”. Se argumenta que Hamás “ha dejado de existir militarmente” y que en el Líbano, “Hezbolá fue expulsado del control político y su fuerza miliciana destruida con un simple mensaje de texto”. Además, se afirma que en Siria “la dictadura de Al Assad fue derrocada” y que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) están creando una zona de seguridad en la frontera con sus aliados drusos.
Estos acontecimientos habrían debilitado significativamente el eje de influencia iraní. El análisis sostiene que este nuevo escenario ha permitido a las fuerzas israelíes llevar a cabo operaciones para “degradar el programa nuclear Iraní” y, crucialmente, conformar un “bloque de países árabes enfocados en aislar el régimen de los ayatolas”. El autor del artículo contrasta esta visión de éxito estratégico con lo que denomina una “Gaza-Narnia”, una narrativa ficticia de genocidio. Concluye afirmando que “la paz viene de la victoria y la victoria es de Israel”, sugiriendo que, aunque la victoria final aún está lejos, el país ha cumplido sus metas estratégicas iniciales.