Empiezo mi turno en un rato y no tengo ninguna garantía de llegar viva a mañana.
¿Hasta cuándo vamos a ser objetivos militares?”.
Su testimonio refleja una realidad documentada en la que reporteros y camarógrafos son víctimas de ataques directos. El artículo detalla varios casos, como el de Samer Abu Daqqa, camarógrafo de Al Jazeera de 45 años, muerto por un ataque con drones mientras cubría un bombardeo a una escuela de la ONU. Otro caso es el de Anas Al Sharif, de 28 años, asesinado en un “ataque deliberado” a la carpa de periodistas en la que vivía junto a otros colegas. Estos profesionales, a menudo trabajando como freelancers para medios internacionales, son la principal fuente de información desde un territorio al que la prensa extranjera no tiene acceso.
Como repite Khoudary, “sin nosotros nadie sabría qué está pasando aquí”.
La lista de fallecidos incluye a jóvenes talentos y veteranos directores de medios, evidenciando un patrón de ataques que ha sido condenado como un intento de silenciar la cobertura de la guerra.