Los terroristas no solo atacaron los kibutz cercanos, sino que tendieron una trampa mortal en la ruta para los jóvenes que intentaban huir del festival.

En el lugar, hoy convertido en el Nova Festival Victims Memorial, se asesinó a 380 jóvenes y se secuestró a otros 40.

Historias como la de los hermanos Osher y Michael Vaknin, acribillados bajo una barra, o la de las mellizas Levy, atacadas en un contenedor de basura, son testimonio de la brutalidad. Este evento, descrito por los sobrevivientes como una “película de horror”, se convirtió en el punto de partida de una contraofensiva israelí en Gaza que, 730 días después, continúa sin un final a la vista.