Esta advertencia subraya la enorme presión que se ejerce sobre la organización para que ponga fin a las hostilidades bajo los términos presentados. A través de su red social Truth Social, Trump fue explícito al afirmar que si Hamás no acepta la propuesta, "se desatará un infierno".

Esta retórica busca forzar una decisión rápida, estableciendo un plazo de facto para la respuesta del grupo. Según los términos del acuerdo, si Hamás rechaza la oferta, Israel contará con el "respaldo total de Estados Unidos para continuar sus operaciones" contra la organización. El analista Irvin Gatell, citado en uno de los artículos, interpreta esto como que Israel tendría "vía libre para completar la destrucción del grupo". El plan de 20 puntos detalla que, si el acuerdo es rechazado, las operaciones de ayuda y reconstrucción se llevarían a cabo únicamente "en las zonas libres de terrorismo entregadas por las Fuerzas de Defensa de Israel".

Esta cláusula convierte la propuesta en una herramienta de presión militar y política, dejando claro que no hay una alternativa negociada sobre la mesa. La comunidad internacional, por tanto, queda a la espera de la decisión de Hamás, que se encuentra en una encrucijada crítica con implicaciones directas para el futuro inmediato de Gaza y su población.