La Marina de Israel interceptó la flotilla internacional “Global Sumud”, una misión que transportaba ayuda humanitaria con el objetivo de romper el bloqueo a la Franja de Gaza. La operación militar generó una alerta mundial y provocó la condena de activistas y de algunas figuras políticas internacionales, que la calificaron como un acto de agresión. La flotilla, descrita como una “misión pacífica y no violenta”, estaba compuesta por unos 45 barcos con activistas de más de 40 países, entre ellos personalidades como Greta Thunberg, Rima Hassan y Ada Colau.
Su objetivo declarado era suministrar “ayuda humanitaria a una población asediada y enfrentada a la hambruna y el genocidio”.
Los activistas denunciaron haber sido “rodeados de forma agresiva” por buques de guerra israelíes y que sus comunicaciones fueron desactivadas remotamente. Por su parte, el Ministerio de Exteriores de Israel justificó la acción argumentando que la flotilla se acercaba a “una zona de combate activa” y violaba “un bloqueo naval legítimo”, calificando la misión como una “provocación”. La intercepción suscitó diversas reacciones internacionales: el presidente de Colombia, Gustavo Petro, emitió una “Alerta para el pueblo de Colombia”, mientras que el gobierno español pidió a la flotilla no ingresar a la zona de exclusión por motivos de seguridad. Sudáfrica, en cambio, solicitó “la protección” de la misión. La tensión se vio agravada por denuncias previas de la flotilla sobre ataques con drones sufridos durante su travesía.
En resumenLa interceptación de la flotilla 'Global Sumud' evidencia la persistente tensión en torno al bloqueo de Gaza y los obstáculos que enfrentan las misiones humanitarias. El incidente subraya la polarización internacional, con Israel defendiendo sus medidas de seguridad y una coalición de activistas y algunos gobiernos denunciando la obstrucción de la ayuda vital para la población palestina.