Un tercer ataque tuvo lugar en aguas internacionales, involucrando explosiones y un producto químico descrito como “corrosivo e inflamable”, calificado por Muñoz como un acto de “guerra psicológica” que no dejó heridos.

El objetivo principal de la misión es “romper con el bloqueo”, entregar el material humanitario que transportan y “abrir un corredor para que otras organizaciones y la comunidad internacional puedan ingresar ayuda”. Al ser consultada sobre la comparación entre Hamás e Israel, Muñoz la calificó como “un insulto a la inteligencia”, enfatizando que su compromiso es con la población civil. La tripulación, a pesar de los riesgos, mantiene “la moral muy alta y los ojos puestos en Gaza”.