El presidente francés, Emmanuel Macron, encapsuló el momento en su discurso ante la ONU con la frase: “Ha llegado la hora”. Sin embargo, el reconocimiento no es incondicional; los países han exigido que Hamás no tenga un papel en el futuro gobierno palestino, que se reconozca el derecho de Israel a existir y que la Autoridad Palestina implemente reformas democráticas. La medida responde a una enorme presión social en Occidente, donde, según un informe citado, el 82 % de la población española apoya a Palestina, y es interpretada por algunos analistas como un “grito contra el genocidio”. A pesar de ser considerado un paso tardío por muchos, representa la victoria diplomática más significativa para la causa palestina en décadas, impulsada por la barbarie del conflicto en Gaza y el temor a que la expansión de asentamientos israelíes haga inviable cualquier solución pacífica.