No se establecerá un Estado palestino al oeste del río Jordán”.
Su gobierno argumenta que el reconocimiento diplomático equivale a “una recompensa para Hamás” y una “victoria para el terrorismo”, especialmente tras el ataque del 7 de octubre de 2023. El ministro de Exteriores, Gideon Saar, fue aún más lejos, describiendo la decisión de los países occidentales como “inmoral”, “indignante” y “especialmente repugnante”. Esta narrativa busca enmarcar el reconocimiento no como un paso hacia la paz, sino como un acto que legitima la violencia y amenaza la existencia de Israel. Esta posición contrasta directamente con la de líderes como el presidente francés Emmanuel Macron, quien afirmó que el reconocimiento constituye en realidad una derrota para Hamás y para quienes “incitan al odio antisemita”. La postura de Israel evidencia la profunda brecha entre su visión de seguridad y el creciente consenso internacional que ve en la creación de un Estado palestino la única vía para una paz duradera.