El objetivo estratégico era crear un contrapeso religioso y radical a la OLP, de carácter predominantemente secular y nacionalista.

Décadas después, esta estrategia ha tenido consecuencias imprevistas, convirtiendo a Hamás en la "excusa perfecta" para justificar ofensivas militares a gran escala. Este enfoque es comparado con la financiación de Estados Unidos a los muyahidines en Afganistán, de donde posteriormente surgió Al Qaeda, que luego se convirtió en el pretexto para la invasión estadounidense. Así, la narrativa de una "defensa legítima" contra el terrorismo oculta una historia en la que el propio Estado de Israel contribuyó a fortalecer al enemigo que hoy dice combatir.