Según Hamás, en una sola semana se detonaron 120 de estos vehículos. La ofensiva ha provocado un alto número de víctimas; en un solo día se reportó la muerte de medio centenar de personas. La situación humanitaria es catastrófica: aunque más de 270.000 personas han sido desplazadas, se estima que más de 900.000 palestinos se resisten a abandonar la ciudad y el norte de la Franja, en parte porque las llamadas "zonas humanitarias seguras" en el sur también han sido bombardeadas más de 110 veces, causando más de 2.000 muertes. El director del hospital Al Shifa, principal centro médico del territorio, vivió una tragedia personal al recibir los cuerpos de su propio hermano y su cuñada, víctimas de un bombardeo. La comunidad internacional ha expresado su alarma, y el papa León XIV manifestó su solidaridad con la "tierra martirizada" de Gaza, pero Israel ha hecho oídos sordos a los llamados para detener la operación, que avanza sin restricciones.
