Reino Unido, Canadá, Australia y Portugal han reconocido oficialmente al Estado palestino, marcando un cambio significativo en la política de naciones tradicionalmente aliadas de Israel. Este movimiento coordinado, al que se espera se sumen Francia y otros países, busca impulsar la solución de dos Estados en medio de la devastadora guerra en Gaza. El reconocimiento adquiere una relevancia particular al provenir de países del G7, un grupo que hasta ahora no contaba con ningún miembro que reconociera a Palestina. La decisión de Reino Unido, antigua potencia colonial y firmante de la Declaración Balfour de 1917, tiene una carga simbólica profunda, ya que dicho documento es considerado el germen del Estado de Israel. Con este paso, Reino Unido y Francia, ambos miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, se alinean con China y Rusia, dejando a Estados Unidos en una posición de mayor aislamiento, evidenciada por sus repetidos vetos a resoluciones de alto el fuego. La medida fue celebrada por el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, quien la consideró "un paso importante y necesario para lograr una paz justa y duradera". En contraste, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, la rechazó categóricamente, afirmando: "Eso no sucederá.
No se establecerá un Estado palestino al oeste del río Jordán".
El reconocimiento, sin embargo, está sujeto a condiciones estrictas, como la exclusión de Hamás del futuro Estado, el reconocimiento del derecho de Israel a existir y la implementación de reformas democráticas por parte de la Autoridad Palestina. Este movimiento diplomático se produjo mientras el ejército israelí avanzaba sobre la Ciudad de Gaza, ignorando las advertencias occidentales de que la ofensiva podría suspender el reconocimiento.
En resumenEl reconocimiento del Estado palestino por parte de naciones occidentales clave representa un cambio diplomático fundamental destinado a revitalizar la solución de dos Estados, a pesar de las estrictas condiciones impuestas y la férrea oposición de Israel, que lo considera una "recompensa al terrorismo".