Estos indican que Israel apoyó a Hamás como un contrapeso a la OLP, liderada entonces por Yasser Arafat.

Se hace referencia a una entrevista de 1981 en The New York Times con el general israelí Yitzhak Segev, gobernador de Gaza en aquel momento, quien reconoció que Israel "participó activamente en la creación y expansión de Hamas, sobre todo, apoyando con fondos a las mezquitas en las que se adoctrinaba a sus seguidores". Esta táctica es comparada con el financiamiento de Estados Unidos a los muyahidines en Afganistán durante la Guerra Fría, de donde finalmente surgió Al Qaeda.

Décadas después, se argumenta, tanto Al Qaeda como Hamás se convirtieron en las "excusas perfectas para justificar guerras abiertas".

Desde esta perspectiva, el ataque de Hamás de octubre de 2023 es presentado como el argumento utilizado por Israel para desatar una ofensiva militar sin precedentes sobre Gaza, la cual es calificada por el autor como un "genocidio". Este enfoque histórico sugiere que el conflicto actual no surgió en un vacío, sino que es el resultado de proyectos políticos y manipulaciones estratégicas que se remontan a décadas atrás.