Como respuesta a la escalada, Estados Unidos envió a su secretario de Estado, Marco Rubio, a Doha para mitigar las tensiones. Mientras tanto, más de 50 países árabes e islámicos se reunieron en una cumbre de emergencia en Catar para formar un "frente unido" contra la expansión de las hostilidades israelíes, reflejando una percepción de traición por parte de Washington y la ineficacia de los acuerdos de seguridad existentes.