El paquete incluye la sanción a ministros israelíes considerados extremistas y a colonos violentos en Cisjordania.

Además, se plantea la suspensión parcial del acuerdo comercial, lo que podría tener un impacto económico considerable. La propuesta también contempla la futura suspensión del apoyo bilateral a Israel, aunque se especifica que no afectaría la colaboración con la sociedad civil israelí ni con Yad Vashem, el centro mundial de conmemoración de la Shoá. Finalmente, se propone la creación de un grupo de donantes para Palestina con un instrumento específico para la reconstrucción de Gaza. La respuesta de Israel fue inmediata y contundente. El ministro de Asuntos Exteriores, Gideon Saar, calificó las palabras de Von der Leyen como “lamentables”, acusándola de ceder a presiones y de fortalecer a Hamás con estas medidas.