Las operaciones israelíes en Yemen representan una significativa regionalización del conflicto.

Un día después del polémico ataque en Doha, Israel lanzó nuevos bombardeos contra lo que describió como puntos militares que “sirvieron al régimen hutí para planificar y ejecutar ataques terroristas”.

Esta acción directa en territorio yemení demuestra la voluntad de Israel de confrontar a los aliados de Irán en toda la región, no solo en sus fronteras inmediatas. La capacidad de los hutíes para lanzar misiles hacia Israel, aunque sean interceptados, subraya la amenaza que representan y justifica, desde la perspectiva israelí, la necesidad de estas operaciones preventivas y punitivas. Este nuevo frente de batalla complica aún más el panorama de seguridad en Oriente Medio, sumando un conflicto directo entre un estado y un grupo rebelde poderoso a cientos de kilómetros de distancia, lo que podría provocar represalias y una mayor implicación de Irán y otras potencias regionales. La escalada evidencia una estrategia israelí más proactiva y de largo alcance para neutralizar las amenazas percibidas de la red de influencias de Teherán.