Esta estrategia buscaría desorientar a la sociedad palestina y hacer imposible la reconstrucción de Gaza, en el marco de un discurso israelí que deshumaniza a toda la población. Según el artículo, el asesinato de periodistas como Anas al-Sharif y Mohammed Qraiqeh forma parte de un patrón más amplio.
Desde octubre de 2023, se reporta que Israel ha asesinado a casi 270 periodistas.
La lógica detrás de esta campaña sería doble. Por un lado, se busca destruir el capital intelectual de Gaza, una sociedad que históricamente ha invertido en la educación como herramienta de liberación, transformando la Franja en un centro de producción cultural. La destrucción del 97% de las instalaciones educativas y la muerte de cientos de profesores y miles de estudiantes respaldarían esta tesis. Por otro lado, la estrategia respondería al éxito que los intelectuales y periodistas de Gaza han tenido en contrarrestar la narrativa israelí a nivel mundial, especialmente cuando los medios extranjeros tienen prohibido el acceso a la Franja. El texto argumenta que este discurso israelí, que considera a toda la población de Gaza responsable y, por lo tanto, un objetivo válido, es repetido por altos funcionarios como el presidente Isaac Herzog, quien afirmó que “toda una nación” en Gaza “es responsable”. Esta “crueldad lingüística” se traduce directamente en acciones militares que buscan la aniquilación de la región, incluyendo a quienes producen y diseminan conocimiento.