Estas acusaciones apuntan a compañías de los sectores de armamento, tecnología, finanzas y construcción, entre otros.
Según un estudio referenciado, al menos 48 empresas tienen contratos directos o inversiones vinculadas a la operación militar israelí en Gaza.
Gigantes corporativos como Lockheed Martin, Microsoft, Amazon, Elbit Systems y BNP Paribas figuran entre los mencionados.
El informe, titulado 'De la economía de la ocupación a la economía del genocidio' y atribuido a la relatora especial de la ONU, Francesca Albanese, expone cómo estas compañías contribuyen a sostener la infraestructura del conflicto. Por ejemplo, se alega que IBM entrena a personal de inteligencia militar israelí, mientras que Google y Amazon tienen un contrato de 1.300 millones de dólares para proporcionar infraestructura tecnológica al gobierno israelí. En el sector de la construcción, empresas como Volvo, Hyundai y Caterpillar son acusadas de suministrar maquinaria pesada utilizada para destruir viviendas e infraestructura en Gaza y Cisjordania. El sector financiero también juega un papel crucial; bancos como BNP Paribas y Barclays han suscrito bonos del Tesoro israelí, reforzando la confianza del mercado en medio del conflicto.
Incluso empresas energéticas como BP y Chevron se estarían beneficiando de la explotación de yacimientos de gas en aguas marítimas palestinas.
Albanese define este entramado como "un ecosistema que sostiene esta ilegalidad", y concluye que "el genocidio en Gaza no ha cesado porque es lucrativo.
Es rentable para demasiadas personas".