La medida más significativa es la posible suspensión parcial del Acuerdo de Asociación comercial con Israel, una herramienta de presión económica considerable.
Adicionalmente, se plantean sanciones dirigidas específicamente a ministros israelíes considerados extremistas y a colonos responsables de actos de violencia en los territorios ocupados.
El plan también contempla la futura suspensión del apoyo bilateral a Israel, aunque se especifica que esta medida no afectaría la colaboración con la sociedad civil israelí ni con instituciones como Yad Vashem. Como contraparte, la propuesta incluye la creación de un grupo de donantes para Palestina, con un instrumento financiero destinado a la reconstrucción de Gaza. La reacción de Israel fue inmediata y crítica.
El ministro de Asuntos Exteriores, Gideon Saar, calificó las declaraciones de Von der Leyen como "lamentables", argumentando que las medidas anunciadas solo sirven para fortalecer a Hamás. En un mensaje en la red social X, Saar afirmó: "La presidenta de la Comisión se equivoca al ceder a las presiones de factores que socavan las relaciones entre Israel y Europa.
Esta es una tendencia contraria a los propios intereses de los países europeos".