Gigantes como Lockheed Martin suministran armamento de última generación, mientras que empresas tecnológicas como Microsoft, Google y Amazon proveen infraestructura crítica al ejército israelí a través de contratos multimillonarios. Por ejemplo, Google y Amazon tienen un contrato de 1.300 millones de dólares para este fin.

Otras compañías como IBM entrenan al personal de inteligencia militar y Hewlett Packard Enterprises suministra tecnología al servicio penitenciario israelí.

La relatora especial de la ONU, Francesca Albanese, definió este sistema como "un ecosistema que sostiene esta ilegalidad" y afirmó en una entrevista que “el genocidio en Gaza no ha cesado porque es lucrativo.

Es rentable para demasiadas personas”.

Israel, en este contexto, funciona como una incubadora global donde las corporaciones pueden probar y perfeccionar nuevas tecnologías de vigilancia, armamento y control social en los territorios ocupados, convirtiendo la opresión en una oportunidad de negocio.