Esta cifra sin precedentes ha sido calificada como un ataque deliberado para silenciar la cobertura del conflicto desde el terreno. La campaña, impulsada por Reporteros Sin Fronteras (RSF) y Avaaz, y apoyada por medios como Cuestión Pública y la Asociación de Editores Europeos, Iberoamericanos y del Caribe (EDITORED), busca movilizar a la comunidad internacional. Sus demandas son claras: protección inmediata para los periodistas palestinos, evacuación urgente para quienes lo soliciten, el fin de la impunidad por los crímenes cometidos contra la prensa y el acceso libre e independiente de medios internacionales a Gaza. El ataque al Hospital de Nasser el 25 de agosto, donde murieron 20 personas, entre ellas cinco periodistas, es un ejemplo de los peligros que enfrentan.
Entre las víctimas se encontraba la fotorreportera Mariam Abu Daqqa, quien documentó la vida bajo la guerra para la agencia AP.
Diez días antes, el periodista Anas al-Sharif, descrito por Al Jazeera como uno de los reporteros más destacados de Gaza, fue asesinado en otro ataque. En su última carta, escribió que a pesar de haber vivido "el dolor en todos sus detalles", nunca dudó en "transmitir la verdad sin distorsiones". La campaña enmarca estos asesinatos en el contexto de un "genocidio silenciado", argumentando que la eliminación de testigos es una estrategia para ocultar la magnitud de la catástrofe humanitaria y las posibles violaciones del derecho internacional.