Esta apertura diplomática contrasta con la continuación de intensos ataques israelíes en la Franja de Gaza, que han dejado decenas de víctimas mortales. La oferta de diálogo surge en un momento crítico del conflicto, que se ha prolongado por más de 21 meses.
Mientras Estados Unidos intenta mediar para poner fin a las hostilidades, las operaciones militares de Israel no han cesado.
Informes del 2 y 3 de septiembre indican que los ataques israelíes mataron a decenas de palestinos, con la Ciudad de Gaza como uno de los principales objetivos. Las víctimas de la ofensiva, según el Ministerio de Salud de Gaza, ya superan las 63.600 personas. Esta dinámica de violencia sobre el terreno complica enormemente cualquier esfuerzo diplomático, ya que la desconfianza entre las partes se profundiza con cada nueva víctima. Aunque Hamás se muestra abierto a sentarse en la mesa de negociaciones, es probable que sus condiciones incluyan un alto al fuego completo, la retirada de las tropas israelíes y un levantamiento significativo del bloqueo sobre Gaza, demandas que Israel ha rechazado en el pasado. La comunidad internacional observa con cautela, consciente de que el éxito de cualquier acuerdo dependerá de la voluntad política de ambas partes para hacer concesiones significativas, un escenario que parece lejano mientras la ofensiva militar siga siendo la principal estrategia de Israel y los palestinos continúen sufriendo un desplazamiento constante y la pérdida de vidas civiles. Los palestinos desplazados han expresado su desesperación, afirmando que "la muerte es mejor que el desplazamiento".