Tras el anuncio, los hutíes prometieron “venganza” y “días oscuros” para Israel, declarando que están listos para una confrontación directa. Como primera represalia, el portavoz militar de los hutíes, Yehya Sarea, anunció el 1 de septiembre que habían lanzado un misil balístico contra el petrolero israelí Scarlet Ray en el norte del mar Rojo, afirmando que la operación resultó en un “impacto directo”.

Israel no ha comentado oficialmente sobre este ataque específico.

Este intercambio de agresiones se produce a pesar de un alto el fuego acordado en mayo entre los hutíes y Estados Unidos, principal aliado de Israel, que buscaba detener los ataques a intereses estadounidenses en la región. La muerte de Al-Rahwi marca una escalada significativa, ya que se trata del asesinato del líder de más alto rango del movimiento chií respaldado por Irán, lo que podría desencadenar una respuesta más amplia y sostenida contra objetivos israelíes.