Varios países europeos y latinoamericanos han tomado medidas concretas, desde el reconocimiento del Estado palestino hasta la imposición de bloqueos comerciales, aislando aún más al gobierno de Netanyahu.
La respuesta internacional a la prolongada ofensiva israelí en Gaza se ha endurecido significativamente. En Europa, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, acusó a Occidente de aplicar un “doble rasero” entre Ucrania y Palestina, calificando la situación en Gaza como uno de los episodios “más oscuros” del siglo XXI. Por su parte, Bélgica anunció su intención de reconocer al Estado de Palestina, sumándose a la ola de reconocimientos que busca presionar por una solución de dos Estados. En una de las medidas más contundentes, Turquía rompió relaciones económicas y comerciales con Israel, cerró sus puertos y bloqueó su espacio aéreo a vuelos oficiales israelíes. Desde América Latina, el gobierno de Colombia oficializó la prohibición total de las exportaciones de carbón a Israel, argumentando que no permitirá que sus recursos naturales alimenten la “máquina de guerra del Estado de Israel”.
La presión también proviene del sector financiero.
El Fondo Noruego de Pensiones, uno de los mayores fondos soberanos del mundo, retiró sus inversiones de la empresa estadounidense Caterpillar, citando el uso de su maquinaria en demoliciones y presuntas violaciones de derechos humanos en los territorios palestinos. Estas acciones, que van desde la diplomacia hasta las sanciones económicas directas, reflejan un cambio en la postura de varios países que buscan aumentar el costo político y económico de las acciones militares de Israel.