Se han documentado ataques específicos que sugieren un patrón deliberado.

El 25 de agosto, un bombardeo israelí contra el complejo médico Al Nasser mató a cinco periodistas, entre ellos la fotorreportera Mariam Abu Daqqa, colaboradora de Associated Press. Diez días antes, otro ataque selectivo acabó con la vida del periodista Anas al-Sharif, corresponsal de Al Jazeera.

RSF ha presentado cuatro denuncias ante la Corte Penal Internacional por estos crímenes y advierte que “si el Ejército israelí sigue matando periodistas en Gaza a este ritmo, pronto no quedará nadie para informarnos”.

Esta situación no solo representa una tragedia humana, sino también una amenaza directa a la verdad y la transparencia en uno de los conflictos más cubiertos y controvertidos del mundo.