La iniciativa es vista por sus organizadores como un "gesto de humanidad" para expresar empatía con Gaza y repudiar las acciones del gobierno israelí.

Sin embargo, la respuesta de Israel ha sido contundente.

Fuentes cercanas al ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, revelaron planes para proponer al primer ministro Netanyahu que la flotilla sea declarada una organización terrorista.

Según estos planes, los activistas serían detenidos en condiciones de "nivel terrorista" y sus embarcaciones confiscadas.

Personas del entorno del ministro afirmaron: "Después de varias semanas en Ktzi’ot y Damon, lamentarán la hora en que llegaron aquí.

Debemos quitarles el deseo de intentarlo de nuevo". Esta no es la primera vez que se intenta romper el bloqueo; iniciativas anteriores de organizaciones como Open Arms y la Flotilla de la Libertad fueron interceptadas por la marina israelí. Pese a los riesgos y a un contratiempo inicial por mal tiempo que obligó a un regreso temporal a puerto, la flotilla planea continuar su travesía, esperando unirse a más barcos desde Túnez y otros puertos mediterráneos.